De la mezcla de tantos gustos y sabores surge la
comida mestiza de La Colonia. Las haciendas, los conventos y los monasterios en
el siglo XVI, participaron en la construcción de nuestra gastronomía. Las
monjas, entre rezo y rezo, emplean nuevas técnicas y recetas para preparar los
platillos destinados a deleitar a sus confesores y ellas, seguramente sin
proponérselo, se convierten en las encargadas de encontrarle un Santo Patrono a
los cocineros: San Pascual Bailón. Y son las responsables del desarrollo de la
cocina colonial.
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